domingo, 6 de febrero de 2011

De Omar Saavedra Santis



POSTALES URBANAS (1)

PACOS


Por razones que no viene al caso mencionar, uno se encuentra en un mediodía del verano en curso en pleno centro "cívico" de esta ciudad llamada Santiago de Chile. El sol cae a plomo de un cielo que no se ve pero se adivina, y ese plomo fundido se esparce inmisericorde por entre las estrechas callejas grises, llenas a esta hora de pasantes como uno, condenados por alguna necesidad burocrática o laboral a transitar por ellas. Uno piensa (si tal ejercicio es posible bajo esas condiciones) que tal vez fueron esa canícula sin gracia y la fealdad del entorno las que llevaron a Roberto Arlt a lapidar esta ciudad con las odiosas descripciones que hizo de ella. Unas, que en ese momento sólo se pueden comprender y compartir. Un poco más allá se encuentra la Casa de los Presidentes de Chile, más conocida como Palacio de la Moneda. (Nomen est omen: el poder político del Mammon es incuestionable). Pero ese crisol de monedas desde donde se administra este país raras veces había sido servido con más propiedad que ahora, por uno que la revista "Forbes" sigue incluyendo en el ranking, debidamente prontuariado, de los mil más ricos del planeta. Si a estas exterioridades del lugar se agregan los recidivos de la dura memoria de uno que –¡joder!- ha llegado hasta ahí desde una distancia exiliar de treinta y cinco años, entonces no debe sorprender que en ese mediodía de sol y plomo tal lugar comience a transformarse en una amarillenta fotografía de una pesadilla que desde aquel martes once se niega a pasar a blanco, a pesar de la abracadabrante desmemoria de muchos y de la devoción por el cálculo político-infinitesimal de otros. Esta muy subjetiva transformación de esas calles en un sauna de luto se hace esperpéntica, cuando de pronto una estridencia de cajas, chirimías y pífanos se apodera del aire de ese mediodía caliente y hace retumbar tímpanos y ventanas. Una centuria de carabineros irrumpe en la escena. Es el desfile de la guardia del palacio arriba mencionado que se adueña de la calle y la atención de los pasantes. La encabezan dos lanceros a caballo de carabina terciada a la espalda. Los siguen un orfeón armado de bronces ruidosos y un batallón pedestre, a paso de parada o una euritmia parecida. Cierran el corso otros dos lanceros ídem. Como seguir adelante ya no es posible y retroceder tiene poco sentido, entonces uno se resigna a ser mirón de uno de los ritos más antiguos del monopolio de la violencia en cualquier forma de estado: la coreografía milica de los ángulos rectos y la mirada zombie.
Uno los mira y claro, al verlos pasar, a uno se le vienen cosas a la cabeza. Como esa del violinista Albert Einstein, quien escribió, dijo y repitió no pocas veces que para ejecutar y admirar desfiles militares –con todo lo que ellos significaban en su esencia- no era necesario tener cerebro, bastaba con la médula espinal. Por lo demás, al margen sea dicho, mi padre no sabe tocar el violín pero opina exacta y rabiosamente lo mismo. Sin embargo mucho me temo que Einstein y mi padre sean parte insignificante de una minoría intrascendente en la historia de la Umanidad. (A la palabra le falta, por razones obvias, la "hache" de Hombre). En cada región y país de nuestro tiempo una mayoría de dimensiones metastásicas sigue aceptando este predominio militante de la médula espinal sobre el cerebro.
Bueno, mirándolos a esos muchachones verdiblancos taconear enérgicos sobre el asfalto blandengue de nuestra democracia, uno también se recuerda de la nostálgica admiración del más notorio de los escritores nazis chilenos por los carabineros guardianes de la moneda: Miguel Serrano. Él veía en ellos el prototipo de lo que debería ser la "raza" y el "sentido patriótico" de los chilenos. Seguramente mirarlos, evocaba en él algún Grosser Zapfenstreich[1] de las SS, a la luz de antorchas en Nuremberg, la ciudad de los congresos imperiales del NSDAP[2]. Hay colegas de oficio y otros practicantes locales del imbricado género de la crítica literaria, que aceptan y justifican benévolos estas escapadas verbales de Serrano como leves distorsiones de "la belleza de pensar". No lo dicen porque no sepan lo que dicen. Lo dicen a sabiendas que Auschwitz –cuyos hornos Serrano siempre negó, así como siempre defendió y reivindicó a las Waffen-SS como una "orden esotérica"- hace saltar en pedazos cualquiera ética, y por ende toda estética. (Schiller en Weimar ya lo había predicho).
Aturdido aún por el tschang-tsching-dum-durum de la tropa policial que se aleja por entre los tules borrosos del calor de ese mediodía, a uno no le queda más que la urgencia de meterse al primer bar para ahuyentar esos recuerdos perros que acaban de asaltarlo. Ese primer bar es la Unión Chica, que a esa hora está lo suficientemente vacía como para sentarse en un rincón solitario a rumiar sobre lo visto. La soledad de la primera cerveza no dura mucho. Poco después del largo primer trago uno ve aparecer a su lado al conocido que suele acompañarlo algunas veces en los solitarios paseos de cinco mil pasos de cada tarde. También él ordena una cerveza. Uno comete entonces el error de siempre y deja caer a la mesa un sesgado comentario sobre el show policial-teatral que acaba de presenciar. Sin esperar a que uno termine, el viejo conocido lo interrumpe para decir y hacer lo que uno ya sabe y teme de antemano.
"¡Ah, sí, nuestro carabinero!", dice suspiroso y teatrero, "¡Una de las subespecies más inefable en nuestra zoología de servicio público! ¡Tan Dr. Jekyll con algunos pocos y tan Mr. Hide con otros muchos! ¡Creo haber escrito algo sobre el tema! ¿Me permite que se lo lea?". Y antes de que uno logre huir, mete su mano al bolsillo interior de la chaqueta y saca de ella una mugrosa libretita de apuntes que uno conoce bien. En ella, el viejo conocido, aquejado desde su infancia por la variante más inane del síndrome de Diógenes, acostumbra a coleccionar frases, aforismos, pensamientos -propios y ajenos-, en fin, cualquier palabra que le parezca digna de ser conservada como dudosa materia prima de algún opus que nunca escribirá. Esta vez se trata de un soneto. La intención de un soneto, digamos.
Se acomoda las gafas y lee con voz arrugada, que suena como un gastado disco de vinilo de la Berta Singerman recitando a Juan Ramón Jiménez:

"Hay en mi país una especie animal,
que lejos de extinguirse crece y crece
y más crece por mucho que le pese
al simple mortal o a cualquier tal por cual.
Perros son de color verde y sin bozal,
que muerden al que menos lo merece,
sin mirar ni cachar lo que acontece
ni en este país, ni en el mundo real.
Tales perros verdes no tienen nombre,
pero sí un amo, además dueño
del soberano estado y sus soldados.
Este su amo, los mira hacer risueño
y piensa lo que piensa un prohombre
¿qué haría yo sin mis pacos culiados?"

El viejo conocido termina su declamación, no dice nada, pero se lo queda mirando a uno a la espera de un comentario. Y uno, si fuera honesto, tendría que decirle que como sonetista es una mierda. Y que como "podeta" satírico se moriría de hambre. Y uno podría agregar además, que el tema político de los uniformados y su médula espinal es demasiado serio como para hacer chacota de él. Pero en lugar de la franqueza, uno opta por el camino menos espinudo de la falsedad piadosa. Palmotea entonces la espalda del otro, farfulla veloz y sin mirarlo a los ojos: "¡Interesante! ¡Interesante!", y ordena otra ronda de cerveza. A la media hora, ni uno ni el otro ya se acuerdan de los pacos, y les da lo mismo que sean culiados o no.

[1] Gran ceremonia militar nocturna que se realiza en ocasiones conmemorativas de rango o en honor a alguna personalidad civil o militar. Se sigue practicando en la Alemania actual.
[2] Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei – Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán


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Centro Cultural Cordillera
Ñuñoa - Santiago
http://www.facebook.com/group.php?gid=114223447873&v=app_2373072738#!/pages/Centro-Cultural-Cordillera/131419223560911?ref=ts

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Le Monde Diplomatique: invitaciones a ver documentales...

INVITACIONES A PROTECCIÓN DE DOCUMENTALES:



Martes 8 de febrero documental LA CIUDAD DE LOS FOTÓGRAFOS
Durante la dictadura de Pinochet, al ritmo de las protestas, un grupo
de fotógrafos se formó y creó un lenguaje político. Para ellos
fotografiar fue una práctica de libertad, un intento de supervivencia,
una alternativa para poder seguir viviendo.
Proyección y debate con la presencia del director Sebastián Moreno
Martes 8 de febrero a las 18 horas en la librería Le Monde
Diplomatique San Antonio 434 local 14. (Entrada liberada)
DVD en venta a $8.500 en la librería Le monde Diplomatique y por
internet en: http://www.editorialauncreemos.cl/

Martes 15 de febrero documental La verdadera leyenda
del subcomandante Marcos
Las voces de mujeres y hombres que surgen, un 1º de enero de 1994,
desde la selva Lacandona para decirle a los poderosos "Ya Basta".
Un film de Carmen Castillo y Tessa Brisac.
Martes 15 de febrero a las 18 horas en la librería Le Monde
Diplomatique San Antonio 434 local 14. (Entrada liberada)
DVD en venta a $3.990 en quioscos, librerías y en Le Monde
Diplomatique, San Antonio 434, local 14. En internet en:
http://www.editorialauncreemos.cl/

Más actividades: http://www.lemondediplomatique.cl/AGENDA-Encuentros.html
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Vea video sobre lucha en CAIMANES: Los sin agua
http://www.youtube.com/watch?v=PeTk0slmeNY

Homenaje a Violeta

Artistas rinden homenaje a Violeta Parra a 44 años de su muerte
05/Febrero/2011 - 22:40

La Agrupación de Artistas Canto General realizó este sábado un homenaje a la investigadora del folclor, cantora y artista plástica, Violeta Parra, fallecida hace 44 años en su carpa de La Reina.

Una serie de artistas se reunió en el Cementerio General en torno a la tumba de la compositora de Gracias a la Vida y recordaron sus más destacados aportes a la cultura nacional en el marco del aniversario de lo que llamaron su fuga.

Con música y poesía se homenajeó a una de las más importantes figuras de la música popular chilena, en un acto que contó con la participación de la cantante Nora Blanco y el grupo folclórico Aymará.

La presidenta de la Agrupación Canto General, Marcela Shultz, explicó que la idea de la actividad era recorrer el camino de las ideas de Violeta para desde su mirada evaluar todo lo acontecido el año recién pasado, provocando al pueblo al encuentro con sus raíces a través de su pensamiento y rebeldía.

upi/jn

Imagen y texto Agencia UPI