domingo, 24 de julio de 2011

El Andén de los Sueños, de Luis E. Aguilera. Por Omar Felipe Mauri Sierra

El Andén de los Sueños, de Luis E. Aguilera. Por Omar Felipe Mauri Sierra

El.AndndelossueosUn amigo de Cuba, más que todo, es un ser que honra la amistad, que conoce como nadie su significado y su horizonte.
Luis E. Aguilera honra esta condición con la de excelente escritor, promotor cultural y militante político. Hace dos años presentó aquí su libro Un adiós en el aeropuerto de La Habana (Chile, 2008), y viene hoy con su obra más reciente: El andén de los sueños, ambientado en el escenario de la


ciudad de La Serena, región de Coquimbo, cuna de Gabriela Mistral.


Nacido en Valparaíso, Chile, en 1957, Luis E. Aguilera, más que establecerse, se integra definitivamente en cuerpo y alma, desde 1980, a la ciudad de La Serena, donde encuentra su razón de ser en la vida pública, política, cultural y literaria. De esta comunión con una ciudad desandada y soñada, de pulsar hasta lo más hondo en sus personajes y ambientes, y de recrearlos desde la poetización de sus detalles y estados límites, es de donde nacen los trece cuentos que componen este libro.


Sus recursos como narrador son de una complejidad y una riqueza sorprendentes: los giros inesperados del argumento, los anticlímax interrumpidos por nuevos acontecimientos, la sensualidad de la prosa, el detalle convertido en motivo de la acción o elevado a la condición de símbolo y la calidad de una prosa precisa y efectiva, que consigue el dominio del idioma y del habla popular en una comunión capaz de lograr audacia, originalidad y respeto a la tradición al mismo tiempo.



Demuestra su capacidad de fabulador genuino, de narrador auténtico, en los múltiples tonos que asumen sus relatos. Desde la ironía y la parodia, en Frijolito III, toda una farsa ceremoniosa, que traza con gesto irreverente hacia las jerarquías burocráticas y sus retóricas genuflexas, hasta el dramatismo en El Rondín, con escenas de gran intensidad que logra sostener con sabia destreza, entorno a un guardia nocturno que es despedazado y devorado por una nube de insectos, mientras que el director del colegio lo sorprende en su agónica pesadilla, durmiendo en el horario de trabajo. O también el brumoso ambiente que evoca leyendas románticas en El niño vagabundo del Puclaro, o la asfixia existencial de Túnel El Socorro que por momentos nos remite, como el Cuento número 13 a los tonos del absurdo y la crueldad.


Precisamente, en los cuentos de Luis Aguilera, los recursos sensitivos que se despliegan son un eficaz instrumento para crear atmósferas oníricas y profundamente poéticas –sin declararse deudor del surrealismo. De esta forma son más perceptibles y vívidos los sueños de sus personajes y su ambigüedad permanente con la realidad, todo lo cual crea un cauce que atraviesa todos los cuentos del libro.


El cuento que da título al conjunto, El andén de los sueños, es un curioso y, a la vez, atrayente montaje de planos, que se superponen y transparentan sucesivamente, de la realidad a los sueños y viceversa. No hay límites evidentes entre el recuerdo, el presente y los sueños, y en ello se empeña a fondo el autor para dedicarnos un relato auténticamente poético a partir del escenario concreto de la ciudad, que va descubriendo desde el aire, –con el efecto de una cámara en picado-, desde el sonido de las campanas en sus torres, los tejados y los árboles, hasta tocar al pavimento y develar las intimidades de las habitaciones. Hay mucho de cinematográfico en estas narraciones, que apelan además al periodismo, la epístola, la poesía y la anécdota popular.


Al decir del escritor cubano José Pepe Sánchez, en el prólogo, "El Andén de los Sueños, es una aventura que nos conduce, en muchas ocasiones, por los vericuetos de la biografía del autor ficcionada y todas las influencias que ha ido recibiendo, ya sea por sus lecturas, o por su interacción diaria con el entorno y los seres humanos con quienes comparte el día a día, en toda la complejidad que significan las relaciones humanas".


Quizás para el lector cubano, una de las claves de esta obra sea la ciudad y su gente, su ritmo y sus hábitos, y el minucioso poder de observación del autor. Es evidente que el sueño interviene como un recurso para deconstruir y volver a construir la realidad, completarla, subvertirla y –como la tarea de un dios- crear un mundo con los naufragios de otro. Para el lector cubano, que corresponde a la amistad con amistad, esta obra representa, sin dudas, un atractivo jardín de espejos, donde reconocerá otra realidad y advertirá la suya propia.


Omar Felipe Mauri Sierra- Poeta - (1959 -) Datos biográficos: Cursó la enseñanza primaria en su municipio, donde ha residido la mayor parte de su vida. Entre 1975 y 1980 integró el Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech e impartió clases de español y literatura en centros de enseñanza de Quivicán y Batabanó. En 1980 se graduó de profesor de Enseñanza Media Superior. Ese mismo año aparecieron sus primeras colaboraciones en la revista Alma Mater y el periódico Juventud Rebelde. Más tarde culminó la Licenciatura en Pedagogía en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (1982). Entre 1980 y 1986 laboró como profesor de enseñanza media en Batabanó y Bejucal. También por esos años fundó y dirigió el boletín estudiantil Semilla de Primavera (1980-83) y la revista Secuencia (1986-88). Ha obtenido premios en los concursos 13 de Marzo (cuento infantil, 1983, 1984 y 1986) y Frank País (poesía infantil, 1985 y 1986), entre otros. Como cofundador y director de la colección Valle ha realizado una intensa labor de promoción a autores noveles y ha publicado catálogos plegables para exposiciones de artes plásticas. Para la emisora territorial Radio Camoa, de San José de las Lajas escribió los guiones del programa infantil "Ismaelillo" (1985-88). En 1988 participó en el I Festival de Jóvenes Creadores de los Países Socialistas (URSS) y en el Encuentro Nacional de Crítica de la Brigada Hermanos Saíz. Textos suyos pueden encontrarse en Mujeres, Muchacha, Pionero, Cartelera, Juventud Rebelde, Tribuna de la Habanba, el Habanero, Signos (Las Villas), 26 y Quehacer (Las Tunas), así como en Mujeres (URSS). Prologó la obra de Oriol de la Torre Pincel de luces y realizó la adaptación teatral de Ondina, obra inconclusa de Aleksander Pushkin. Una versión teatral de su cuento "Mis sobrinos azules" fue estrenada en la Casa de la Cultura de su localidad. Escribió los guiones de los documentales Con el hierro a los pies y Antes que a nadie a mi patria -este último premiado en el Festival Nacional de Cine Aficionado de Santa Clara. Le fue conferida la Distinción Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas. Desde 1986 trabaja como Especialista Literario en su municipio de residencia. Pertenece al Partido Comunista de Cuba y es Vicepresidente Provincial de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba. Dania Vázquez Matos.



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